martes, julio 14

Dr. Vintage

Hoy, me metí en una maquina del tiempo, y aparecí en uno de esos consultorios de médicos de antes. No tardo mucho en atenderme la mujer de atrás del escritorio, con rodete bajo, anteojos anchos, y escote alto.
Doctora Queen? pero ya abuela.
Me atendieron rápido, no había gente, quizás por miedo a la pandemia, quizás por que el Doc quedó añejo...
Sobre pinotea lustrada se afirma el escritorio de madera robusta trabajada y con cobertura cuero caoba. La camilla de hierro oxidado, repintada unas cuantas veces del color esperanza. Una computadora del tamaño del televisor cubierta de polvo, se quedo en penitencia en su rincón hace ya unos años. Colección de frascos color habano, con su tapa de vidrio y etiqueta amarilla y a medio llenar de líquidos dudosos. Todo lo iluminaba una lámpara de brazos flexibles, casi como el sistema de las puertas de ascensor. Y otra a lo lejos también daba su timido presente con una pantalla color dulce de leche.
Me generó confianza, me despertó orgullo... un Doctor con todas las letras, que labura de pasión, en pasión y con pasión... Yo me zambullí en su cueva, en su refugio, y lo inspeccioné.
Cada detalle hablaba fuerte. La foto de su colosal familia en su escritorio, enmarcado en dorado labrado. Cajas de archivos bajo el escritorio y cajones hinchados de gasas y algodones pulcros. Su diploma, certificado de alumno galardonado de la Facultad de medicina de Buenos Aires, amorronado junto a la ventana. Una biblioteca llena de libros estudiados con lomo de cuero y letras doradas. Fundas para la camilla impecablemente dobladas sobre un estante. Cajonera con herrajes de bronce cuidadosamente nombradas.
Me sentí escuchada, entendida y hasta en confianza. Podía ser mi abuelo y eso me enterneció.
Ya eran las 19 y casi 20... y a mi me intrigaba si ese buen hombre de bata blanca tendría quien lo espere con una sopa caliente? un buen libro sobre un sofá, o alguna anécdota divertida del nieto que aprendió a gatear.
Me dio ganas que tanta pasión sea recompensada, quizás con la posibilidad de llevarle un ramito de flores por que si, a quien lo este esperando en su hogar calentito... mi deseo fue que no tenga que hacer malabarismos para llegar a fin de mes.

y caminando me fui pensando que ahí adentro se lo veía respirar dedicación, simplicidad y felicidad, y creo que eso es lo que me llegó... La Pasión nos motiva, despierta la chispa y si es lo suficientemente fuerte permanece encendido el fuego, hasta que los vientos cambien. Pero no hay como encenderlo y seguir metiéndole leña y que nuestros ojos bailen al compás de las llamaradas y el chispoteo que de vez en cuando larga...
Hipnotizante
Apasionante

Que en esta noche... en esta vida, cada uno tenga en su morada su fuego bien caldeado, que tenga la suerte de poder detenerse de vez en cuando a contemplarla y mucho mejor si es en buena compañía.

3 comentarios:

Nacho dijo...

Adelante con el blog!
Lindas palabras.
La situación con el médico es perfectamente trasladable a otros oficios y ocupaciones. Te lleva a pensar que pasión se le puede inyectar a casi cualquier profesión (menos si sos banquero)
Un beso,

www.ilgarash.blogspot.com

yo.y.mis.otros.yo dijo...

Gracias Nacho,
la verdad que toparse con esa gente linda transmite y genera mucho... más para los que apostamos por este pais lindo y nos la jugamos haciendo lo que sí nos hace feliz!

Brindo por todos los pasioneros!

Nacho dijo...

Salud!